2ª PARTE: LOS HEREDEROS DE RINUS MICHELS
Una vez analizado el contexto en el que desarrolló su labor el gran padre de la escuela holandesa, Rinus Michels, valoraremos su legado, qué han aportado al fútbol sus discípulos más aventajados y quienes han llevado el peso de representar a esta escuela tan prestigiosa en su andar por el complejo mundo del fútbol europeo.
Sin duda, Holanda ha regalado al fútbol en los últimos 30 años grandes entrenadores, de enorme prestigio y conocimiento, pero si tuviésemos que elegir a aquellos que mejor representan el sentir de la escuela holandesa, yo, personalmente me decantaría por tres entrenadores con personalidades, estilos e idiosincrasias distintas pero unidos por un mismo nexo, el fútbol de ataque, el fútbol basado en los preceptos de la escuela holandesa. Hablo del heredero natural de Rinus Michels, Johan Cruyff, de Guus Hiddink, el más heterodoxo y adaptable a los entornos en los que ha tenido que trabajar y Louis Van Gaal, el metodólogo por excelencia, el creyente en el trabajo y el estudio aplicado al fútbol de vanguardia.
De ellos tres y de sus aportaciones a la evolución de la escuela holandesa y al fútbol en general vamos a habar en esta segunda parte dedicada al análisis de esta apasionante escuela de fútbol.
JOHAN CRUYFF
EL HEREDERO DEL MAESTRO MICHELS
Si existe un continuador de la filosofía de fútbol iniciada por Rinus Michels, este es Johan Cruyff. Finalizada su carrera como futbolista en 1984, pronto toma el camino de los vestuarios para desarrollar primero una labor de dirección deportiva en el Ajax y posteriormente hacerse cargo directamente del equipo ajacied. En su periplo por su alma mater, cambia todo el contenido estructural del club e inicia una tarea de captación de talentos y desarrollo de procesos de entrenamiento encaminados a la dinamización del fútbol ofensivo que dejará huella en la organización del club, dado que recupera la vieja filosofía del fútbol total de los años 70, revoluciona con formaciones nuevas, en concreto el 1-3-4-3 el desarrollo del juego del equipo y dota de un enorme patrimonio institucional al club, al dar cancha en su evolución como jugadores de la base a gente como los hermanos De Boer, Davis, Seedorf o Kluivert, posteriormente campeones de Europa en 1995 con el equipo de Amsterdam. Como entrenador gana la Recopa de Europa, la Copa Holadesa, pero no logra alcanzar el título de liga.
Pero realmente donde explota Cruyff su faceta como entrenador es en el FC Barcelona, al que llega en 1988, después del famoso motín del Hesperia, en donde el club vivió una de sus etapas más convulsas a nivel institucional.
Su llegada a can Barça supuso un punto de inflexión en la dinámica de la institución catalana. Desde un principio Johan Cruyff apostó por el desarrollo del fútbol ofensivo, la creencia en la cantera del club, que desde su inicio fue potenciada hasta el punto de ser uno de los principales pilares sobre los que asienta su filosofía de trabajo y por la fe ciega en el contexto del fútbol total, hasta el punto de readaptar toda una organización deportiva en torno a esta idea. Idea que perdura en la actualidad y que ha sido evolucionada, mejorada y testada al más alto nivel, dando los mayores frutos deportivos, sociales y económicos a la entidad barcelonesa.
Después de unos comienzos titubeantes donde se fue estructurando el perfil de lo que sería su elenco principal de jugadores, el FC Barcelona y Johan Cruyff alcanzaron la plenitud de su proyecto a inicios de los años 90, período en donde se dieron cita los principales logros deportivos e institucionales de la entidad.
Johan Cruyff certificó con su estilo de juego, su liderazgo indiscutible y su manera de entender este deporte, que el fútbol espectáculo no estaba reñido con los resultados. Poco a poco, su filosofía de fútbol ofensivo fue calando en la entidad, hasta llegar a convertirse en la base de la organización deportiva de todo el club. Su cantera fue planificada, organizada, dirigida y controlada sobre los preceptos básicos del fútbol ofensivo, defendido por Cruyff y establecidos en su momento por Rinus Michels. La apuesta por los jugadores de la casa de un determinado perfil, fue clara y palpable, llegando hasta nuestros días, siendo además, una de las señas de identidad más claras y arraigadas del club blaugrana. Los desarrollos metodológicos fueron evolucionando en base a las ideas preconizadas por Cruyff y su staff y mejoradas y adaptadas a las características particulares de cada momento por ideólogos que poco a poco fueron tomando influencia en el club catalán y que han dinamizado, reconvertido y estructurado políticas de actuación que actualmente son modelos de gestión y dirección dentro de los propios departamentos de recursos humanos de las más cualificadas empresas. Entre esos ideólogos, pensadores e implementadores de las bases futbolísticas del FC Barcelona, debemos destacar a Francisco Seirulo, el director en la sombra de las evoluciones metodológicas y de planificación estratégica deportiva del club.
Los resultados deportivos del equipo dirigido por Johan Cruyff son de todos conocidos. El FC Barcelona inicia en la temporada 1990-1991 una dinastía y un dominio que lo llevará a ganar cuatro ligas consecutivas y a alcanzar hasta ese momento, el mayor hito de su historia, al ganar la Copa de Europa en 1992, saldando así la deuda histórica que este club tenía con esta competición.
Pero, realmente lo que ocurrió a lo largo de los 8 años que Johan Cruyff estuvo en la entidad barcelonista, fue algo más que logros deportivos. El paso de Cruyff y su staff por el FC Barcelona supuso un punto de inflexión en su desarrollo histórico. Se murieron de golpe los fatalismos inherentes a este club, los complejos históricos hacia otros rivales directos y nació la creencia de que con una filosofía adecuada al club, un estilo definido y el sentir de toda una sociedad volcada alrededor del club podrían alcanzarse las más altas cotas deportivas, económicas y organizativas. Y así fue. El club desde ese momento ha evolucionado, con claros y pequeños oscuros, hacia una línea de actuación reconocible, un estilo y un sello de identidad definido y una organización interna basada en valores intrínsecos muy arraigados, (la cantera ha pasado a ser un orgullo organizacional) que lo han convertido en la primera década del siglo XXI en la mejor entidad futbolística del mundo, (con permiso de algún equipo inglés, algún alemán y desde luego su alter ego español).
La escuela holandesa, de la mano de Johan Cruyff ha provocado todo un cataclismo dentro y fuera del entorno de un club, el FC Barcelona, que ahora vuela, con sus propios principios, hacia una línea de creación propia, pero con una piedra angular nacida de la mano de los grandes maestros oranges.
Las particularidades de este Barcelona, líder en los principios de los años 90 son las siguientes:
Partiendo de una organización grupal con forma de 1-3-4-3, defensivamente buscaba robar el balón lo más pronto posible, tras una pérdida, su acometida hacia el poseedor del balón y sus potenciales receptores era absoluta. El pressing era sumamente virulento en términos de ritmo defensivo, provocando que el perdedor de la pelota era el primero en intentar recuperarla, ello ocasionaba en multitud de ocasiones que la pelota fuese robada relativamente cerca de donde fue perdida, lo que implicaba desarrollar el juego ofensivo en situaciones en donde el desorden por la transición hacia un orden defensivo, no había culminado del todo.
Como consecuencia de un proceso defensivo tan sumamente intensivo, la recuperación de la pelota y su transferencia hacia una organización ofensiva, obligaba a jugar a muy pocos toques en espacios muy reducidos, ponderando el riesgo, lo que implicaba un enorme dominio de las acciones técnicas de control-pase, para la consecución de una salida hacia zonas con mayores espacios de juego en las que buscar la progresión ofensiva. La circulación del balón a velocidades de ejecución altísima, hacía que el desarrollo del proceso de elaboración del ataque fuese demoledor para las defensas rivales, obligándolas a realizar esfuerzos físicos elevados y esfuerzos intelectuales desconocidos hasta el momento.
El desarrollo del ataque posicional era su seña de identidad ofensiva más destacable. “Poseemos la pelota, la movemos hasta encontrar el espacio libre adecuado para progresar y hacer daño”. Para eso la disposición era clara y el equilibrio ofensivo era uno de los principios tácticos fundamentales en el desarrollo del contexto ofensivo en el que se manifestaba el FC Barcelona. Extremos abiertos, delantero centro intinerante, con movilidad sobre espacios entre líneas, incorporaciones de interiores y un sostén permanente en primera línea de ataque, Jose Mari Bakero, que ofrecía ayudas a todos los que necesitasen un respiro en el devenir de la jugada, facilitando las evoluciones, jugando a un toque o de espaldas a la portería rival y dando acceso a los jugadores que se incorporaban de las líneas existentes detrás de la pelota. Además se disponía de un metrónomo, de un termómetro del proceso ofensivo, un jugador único en su concepción como futbolísta y en su concepción como pensador de fútbol, Pep Guardiola, quien daba sus primeros pasos como jugador de fútbol profesional, ejerciendo una labor desconocida hasta ese momento, que injústamente podríamos tachar de especialista, cuando en realidad ejercía una labor de artista indispensable en el engranaje del juego azulgrana.
Los extremos abiertos, agresivos y de una velocidad de desborde única hacían que la progresión ofensiva de los jugadores y la profundidad del juego de conjunto fuese total, se llegaba a la portería rival con muchos efectivos en disposición de finalizar con eficacia, ya que el desequilibrio creado en términos estructurales en el equipo rival, era generalmente difícil de reorganizar.
Además poseían una capacidad considerable para jugar alternando ritmos, alternando estilos de juego corto con juego largo, al disponer de un jugador como Ronald Koeman que era un lanzador excepcional de pases largos y de jugadores con una técnica y una concepción del juego colectivo muy arraigada, como el caso de Laudrup, Eusebio o Gillermo Amor. En definitiva, el estilo de Johan Cruyff, estaba asentado sobre los valores principales de su maestro, pero aderezado de niveles de intensidad por momentos superior, niveles de control del juego más evolucionados y sobre todo, nieveles de asumción de riesgos mucho más elevados.
Si por algo se puede poner en cuestión algún aspecto del desarrollo táctico de este equipo, es por esta circunstancia, el nivel de riesgo asumido en facetas defensivas. Detrás de la línea defensiva de tres efectivos, el equipo rival disponía de muchísimos metros libres sobre los que actuar. Además, el hecho de jugar con Pep Guardiola, o en cualquier caso, con un mediocentro iniciador tan identificable, hacía que la intervención defensiva sobre este jugador hiciese ralentizar el proceso ofensivo o incluso incidir en pérdidas de balón que posteriormente tendrían respuestas deficientes, dado el espacio y la poca disposición de efectivos entre el balón y la propia portería. Este grupo de jugadores sufría particularmente con aquellos equipos que practicaban un fútbol directo, de gran fuerza de intervención física y con niveles de intesidad defensiva elevados, lo que provocaba que encajase una importante cantidad de goles.
Otra carácterística derivada de este hecho era el papel innovador solicitado al portero, Andoni Zubizarreta debía ser el encargado de barrer todo lo que cayese entre la última línea defensiva y su portería. Esto lo obligaba a jugar con los pies más de lo que un portero estaba habituado y a dominar espacios fuera del área de meta que hasta ese momento no eran parte de sus competencias. En este aspecto, las aportaciones de Johan Cruyff al juego han sido realmente importantes, ya que esta incidencia, ayudada por la evolución de las reglas de juego, han llegado hasta nuestros días.
En líneas generales, el FC Barcelona y la propuesta futbolítica de Johan Cruyff ha seguido la línea marcada por su predecesor académico Rinus Michels, pero con aportaciones propias que han incidido e influenciado el juego hasta el punto de haber cambiado toda una manera de pensar de una organización. Esta filosofía de trabajo ha llevado al cambio estructural a una organización futbolística que ha crecido hasta el punto de ser referencia en muchos aspectos de la gestión gerencial, departamental y desde luego, deportiva. El FC Barcelona ha crecido en las creencias de que el juego fluye desde una perspectiva ofensiva y estética, que la organización de su escuela de formación se centra en la creación de valor en base a principios previamente establecidos y que están infuenciados por el estilo de juego preconizado y además, todo este compendio de disciplinas, sentimientos y saber hacer ha cimentado su relación con su entorno más cercano, con la sociedad en la que desenvuelve su tarea y con la que la interacción es absolutamente abierta y comprometida.
GUUS HIDDINK
EL HOLANDÉS ERRANTE
Inició su andadura como entrenador en el PSV Eindhoven con 41 años y muy poca experiencia en los banquillos. Pero en poco tiempo hizo de su equipo un referente en la liga holandesa y una alternativa al poder ejercido durante años por el Ajax y el Feyenoord. Con un equipo formado por jugadores de enorme talento, pronto alcanzó sus objetivos competitivos al ganar la liga y salir a confrontar su potencial a Europa. En el PSV de esta época, mediados/finales de los años 80 destacaban jugadores del prestigio de Ruud Gullit, Ronald Koeman, Vanenburg, los daneses Arnesen y Soren Lerby, el belga Gerets o el portero Van Breukelen. Con este equipo logró imponerse al Benfica en la final de la Copa de Europa de 1988, después de haber eliminado en semifinales al principal favorito, el Real Madrid.
Las características fundamentales del trabajo de Guus Hiddink difieren ligeramente del resto de entrenadores holandeses de la época. En primer lugar, su formación habitual es un 1-4-4-2, con matices importantes, ya que la presencia de Ronald Koeman en el eje de la zaga, le permite tomarse licencias en el plano de dar tareas defensivas diferentes, ya que Koeman funcionaba prácticamente como un líbero, lo que no era muy habitual en los equipos holandeses de aquellos años. Asimismo, Gullit, que abandonaría el club para irse al Milan, era un jugador que condicionaba enormemente el planteamiento táctico, porque jugaba con total libertad en la faceta ofensiva, siendo un jugador enormemente polivalente, que le permitía jugar en muchas demarcaciones diferentes. Pero las bases fundamentales sobre las que se asienta el juego preconizado por Hiddink no se alejan en absoluto de las marcadas por la escuelas holandesa.
Ofensivamente. Su juego fluído y dinámico transcurre con ritmos elevados y finalizaciones que van desde las bandas hacia el centro, utilizando jugadores de enorme velocidad y técnica individual como el caso de Vanenburg en la banda derecha o Gillhaus o el danés Arenesen en la banda izquierda.
Al contrario que Cruyff o Michels, Hiddink utiliza delanteros centros potentes y fijos en sus posiciones de remate como referencias en su punta de lanza, en este caso en concreto Kief, dotado de una enorme potencia y olfato goleador.
Los contenidos ofensivos siguen sujetos a premisas como triangulaciones y aprovechamiento de espacios libres con cambios de orientación constantes, alternancia de juego corto y juego largo, aprovechando la potencia y precisión de golpeo de jugadores como Koeman o Lerby y generación de superioridades numéricas en aquellas zonas que considera de influencia en el juego ofensivo, utilizando laterales muy incisivos que se incorporan constantemente al ataque, caso del belga Gerets especialmente.
Defensivamente. Son un equipo serio y estructurado. Realizan bien la presión defensiva en posicionamientos plegados, en medio campo, dejando salir al rival para cambiar el ritmo defensivo en la zona elegida, en donde intentarán robar el balón y tener espacios por delante para realizar peligrosos contraataques o en su defecto, poder manejar el balón para llevarlo allí donde interese. Las ayudas defensivas son constantes, incluso solapadas, ya que ofrecen cobertura a cada jugador que interviende sobre el poseedor del balón. En este sentido, todo el equipo demuestra una solidaridad ilimitada, destacando en estas facetas, jugadores como Liskens o Soren Lerby en la línea de medio campo, así como Van Aerle por la banda derecha y los laterales Heintze y el incombustible Gerets. Hiddink se diferencia de Rinus Michels y principalmente de Johan Cruyff al no asumir los riesgos que estos afrontaban a la hora de desarrollar su proceso defensivo. Gustaba de tener las líneas juntas y de alcanzar un equilibrio defensivo que no provocase situaciones de desajuste complicadas de resolver. Llegado el caso, replegarse a posiciones defensivas o retrasar efectivos de otras líneas para fortalecer las líneas más cercanas a su portería nunca fue un problema para él. Disponía de un sentido pragmático más hondo y menos romántico que sus compatriotas anteriormente referidos.
Otra de las características principales de este entrenador es que ha desarrollado una carrera muy fructífera fuera del territorio holandés, exportando el modelo de juego ofensivo y cuidado, a muchos países que lo asumieron y lo extendieron a lo largo y ancho de sus fronteras. En España ejerció con éxito tanto en el Valencia C.F, como en el Real Madrid, con quienes alcanzó niveles de excelencia en el juego. Como seleccionador desarrolló una tarea muy importante en Corea del Sur a la que dirigió en el Mundial de 2002 donde ejerció de anfitriona junto con Japón, su legado dentro del fútbol coreano es destacable, siendo una figura que ha trascendido al propio fútbol, para convertirse en un personaje con enorme calado a nivel social. Posteriormente ejerció en Australia, dando un giro importante a los principios que regían el fútbol de los aussies, muy influenciados desde siempre por el modelo del fútbol inglés. Finalmente su labor de seleccionador nacional lo llevó primero al fútbol turco y posteriormente al emergente fútbol ruso, en el que intentó dinamizar las viejas estructuras, otorgando al juego ofensivo, a la formación de nuevos valores y a la implantación de disciplinas externas al fútbol que ayudasen a la evolución y mejora del mismo, el valor y la importancia del que hasta ese momento carecían.
En un período intercalado en este periplo por medio mundo donde dejó patente sus postulados futbolísticos y diseñó desde la organización estructural, diferentes modelos de juego adaptados a las distintas filosofías de los países que lo contrataron, siempre influenciados y centrados en el desarrollo de los principios que caracterizan al fútbol holandés, desarrolló una labor importante en el Chelsea inglés al que intentó dotar de una fluidez y orientación al juego ofensivo que hasta ese momento carecía. El paso de un modelo tan sumamente invasivo como el ejercido por Mourinho en el equipo inglés, hizo difícil su adaptación a otros modelos diferentes a corto plazo, pero Guus Hiddink consiguió evolucionar el juego del equipo del barrio de Londres a niveles que en un principio entusiasmaron a la parroquia londinense, pero que no se consolidaron debidamente, por un lado por el poco tiempo dado al entrenador holandés para llevar a cabo su función y por otro, porque las características deportivas y personales de los jugadores que conformaban su plantilla no eran los adecuados para el ejercicio de ese estilo de juego.
Independientemente de las vicisitudes propias de la profesión de entrenador, lo cierto es que Guus Hiddink, desde sus comienzos hasta hoy, ha sido un referente de la escuela holandesa, ya que ha defendido sus principios básicos allí por donde ha pasado y además, ha dejado patente que se pueden hacer las cosas sin dogmas ni integrismos, desarrollando dicho modelo con la flexibilidad y la capacidad de adaptación a diferentes entornos, propia de un profesional que conoce los entresijos de su profesión.
LOUIS VAN GAAL
LA TERCERA VÍA. TALENTO Y DISCIPLINA
Pep Guardiola define claramente con un análisis perfecto, escueto y contundente las ideas y las sensaciones que le transmitieron el Ajax de 1995, entrenado por Louis Van Gaal, (a quien él también tendría como entrenador en su momento):
“Hablo de su disciplina táctica y de la enorme capacidad que tenían para aplicarla en el momento preciso y siempre por encima del talento individual. Someterse a la disciplina del grupo es hacer equipo. Es hacer fútbol y entiendo esa situación como una oportunidad más que se te ofrece para que cada uno desarrolle su talento personal. Ese equipo pretendía y podía hacer todo eso. Jugar, sacrificarse en colectivo, brillar individualmente y ganar los partidos. Todos sus futbolistas conscientes de cuál era su misión sobre el terreno de juego. La displina en las posiciones. La posesión de la pelota como idea básica. El juego de apoyo constantes. El movimiento a dos toques… Y lo hacían todo de una manera tan sencilla como sublime. Eran capaces de hacer a la perfección todo lo que yo creo que debe intentar un equipo de fútbol. Hay otras formas de lograrlo pero a mi, me gustaba y me gusta, aquel modo con el que el Ajax de Van Gaal daba lecciones de fútbol al más pintado.”
En el libro editado en 1997, “The coaching philosophies of Louis van Gaal and the Ajax coaches” de Henny Kormelink y Tjeu Seeverens, Louis Van Gaal en primera persona deja claras cuales son las bases más importantes sobre las que asienta sus valores como entrenador.
“El fútbol es un deporte colectivo en el que todos dependen unos de otros. Si determinados jugadores no desarrollan sus tareas encomendadas en el terreno de juego, el resto del equipo sufrirá las consecuencias. Esto significa que cada jugador ha de realizar sus cometidos en el campo de juego dando lo mejor de sí mismo y esto implica tener un comportamiento disciplinado dentro del campo. Esto se consigue si el jugador también tiene un coportamiento disciplinado fuera del campo”.
Van Gaal cree firmemente que un equipo se va construyendo a medida que va evolucionando en el terreno de juego. Los papeles están claramente definidos, el jugador ha de dar lo mejor de si mismo dentro de un contexto futbolístico diseñado por el entrenador. Es el entrenador, en base a su conocimiento y experiencia quien ha de establecer la forma de jugar y las maneras de hacer evolucionar ese estilo de juego previamente elegido. El jugador ha de asumir disciplinadamente la puesta en escena propuesta por el entrandor y dar lo mejor de sus cualidades para llevar a término el guión preestablecido y planificado, la unión de todos los aspectos harán posible el éxito, pero sin ese primer paso, sin esa asunción de roles es prácticamente imposible iniciar un proceso de desarrollo colectivo en común.
Louis Van Gaal es ante todo y sobre todo un entrenador metódico, escrupulosamente meticuloso y puntilloso en el desarrollo de su trabajo. Su carácter ganador unido a su personal estilo de liderazgo hacen de él un personaje especial, quizás el más particular y complejo de todos los que hasta el momento hemos mencionado en esta escuela. Pero sus características personales y profesionales forman parte de ese enorme pozo de talento que tiene para el desarrollo de la profesión de entrenador de fútbol. Nadie como él para transferir de forma directa, clara y contundente los principios más determinantes que definen las características básicas de la escuela holandesa.
A lo largo de su exitosa trayectoria ha demostrado que sus equipos, entrenados bajo una metodología de trabajo compleja y sofisticada en donde tienen cabida muchos aspectos del juego y muchas disciplinas adyacentes, han conseguido poner de manifiesto los principios básicos del fútbol ofensivo, han demostrado ser estéticamente cuidados en la forma de exponer sus virtudes futbolísticas y además han sido capaces de mostrar una contundencia competitiva que nos transporta directamente al carácter depredador de la naranja mecánica. Todo ello siendo un futbolísta de élite, pero no del nivel de Johan Cruyff, siendo un gestor de élite, pero no con la enorme influencia mediática de Johan Cruyff, siendo un profesional formado en base al conocimiento, al contraste con la experiencia y sin el beneplácito de losmass media, como siempre tuvo Johan Cruyff. Y esto es básicamente normal, porque Louis Van Gaal no es Johan Cruyff, ni creo que haya pretendido serlo.
Su estilo de fútbol ofensivo viene marcado de principio a fin por los principios tácticos ofensivos y defensivos que caracterizaron el juego holandés desde sus inicios. Los principios que Rinus Michels puso sobre la mesa y que definieron claramente el juego de la Naranja Mecánica, son los que Louis Van Gaal transfiere a sus equipos y además logra que estos sean de total actualidad en estos tiempos y hace que sus evoluciones y adaptaciones al fútbol de hoy sean altamente eficaces.
De entre todos los equipos que ha entrenado Louis Van Gaal a lo largo de estos años, el que más y mejor define las características del fútbol con sello holandés ha sido el Ajax de Amsterdam que se proclamó campeón de Europa en 1995. Este equipo configurado por jugadores de una juventud y un desparpajo insultante demostró una capacidad competitiva como ningún otro en la década de los 90. Su enorme talento, unido a su disciplina táctica, organizativa y humana, hicieron de él un bloque futbolístico sólido y contundente. Sólo un factor, indirectamente vinculado al fútbol, pero inherente al mismo logró imponerse a este equipo, “el dinero”, los grandes de Europa inmediatamente lanzaron sus redes sobre los principales efectivos de este equipo que en poco tiempo vendió a la base sobre la que se asentaba el éxito deportivo y grupal, de ahí que quizás se hubiese perdido la posibilidad de ver hasta donde serían capaces de llegar y dónde estaba su techo.
Este equipo configurado por un once inicial de este estilo, (ver gráfico), pero completado por jugadores de una enorme valía que podían competir con cualquiera de sus compañeros por un puesto, como: Frank y Ronald de Boer, Kanu, Silooy, Wijnhard, Witzenhausen, Reuser, Oulida, Van der Brom, Van Vossen, Wooter, Van Dam, Demchenko y Grim, fue diseñado y dirigido por Louis Van Gaal para mostrar las características determinantes que definen al fútbol holandés de siempre, pero con una premisa particular, debían hacerlo más rápido, con más contundencia y mejor. El nivel de exigencia era máximo, no sólo porque pertenecían a un club sujeto a la más estricta excelencia, sino porque Louis Van Gaal así lo requería y ponía los mecanismos y los medios organizacionales necesarios para conseguirlo. Pero la mejor manera de ver como estos jugadores hicieron de la presión defensiva, del ritmo ofensivo intenso, de las triangulaciones imposibles, del ataque total y de la defensa soldaria su leit motive, es viéndolo y que mejor forma de exponerlo que en el camino hacia la final en la que se proclamaron campeones derrotando al todopoderoso Milan de la época. En esta final y en todas las fases previas a esta final, Louis Van Gaal y sus pupilos demostraron y pusieron sobre el tapete los mejores argumentos futbolísticos que su formación holandesa en la mejor academía holandesa podía ofrecer.
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